martes, 27 de marzo de 2012

Vuestros asquerosos cerebros.

Vuestros asquerosos cerebros
siguen manchados de sangre.
La sangre coagulada de los muertos
del pasado.
De los huesos rotos
con las balas talladas por la tierra
y de los cráneos reducidos
por vuestra cosecha.

Y ahora intentáis convencerme,
¿de qué?
No me expliquéis quien era bueno
ni quien era malo
ni quien era peor.
No.
No.
No.
No.
No hay izquierda,
no hay derecha.
Solo hay víctimas
de mentalidades
cada vez
más
ASQUEROSAS.

Me niego.
No quiero.
Este no es mi país.

martes, 28 de febrero de 2012

Verano.

Destrozado por tu ausencia
y tu escapismo de Septiembre.
Sólo hay recuerdos.
Las tardes infinitas,
las noches que parecían días,
y los días durmiendo.
El olor a cable quemado
y a cuerdas oxidadas.
El olor a marihuana
y a feromonas.
Sudor de escenario.
Recuerdos de luces,
acordes,
gritos
y ojos en blanco.
Hendrix y cosas por hacer.
¿Dónde estás?
¿Qué te hace volver cada año?
¿La arena o los tirones de pelo?
Nunca vuelvas Septiembre.
Nunca vuelvas.

martes, 13 de septiembre de 2011

Hermetismo hipócrita

Te abriré las puertas
de mi oscuro armazón.
Te daré mil palabras
que te den la razón.
Pero nunca me busques
en ningún rincón,
estaré poniendo
tu corazón al salazón.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Desbocados astrales.

Veremos en las calles
primaveras y otoños
cada dia más cercanos
buscando calar
en lo mas hondo
de nuestro,
a veces suyo,
y a veces de
las traviesas flores,
cuerpo, cabeza y sueños.

Reventaremos de no
conformarnos con el cielo
y buscaremos,
atravesando pétalos,
en las galaxias
de tu pelo,
soles que no sepan
de sucio dinero,
raras estaciones,
ni de infititos ceros.

Y no veremos nada,
nunca pasa nada,
nunca enseñan nada,
de lo que quiero
y algunos queremos,
que no es más que
rozar tu cuerpo
montando un corcel
desbocado y rojo
como el infierno.

martes, 16 de agosto de 2011

Bombas.

Pequeña bomba nuclear:
cuando aparezcas por casa
no se te ocurra explotar.
Son muchos años,
muchos gastos y
pocas ganas de limpiar.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Murcielago

Murciélago,
¡chilla!
Agita mi viento.

Murciélago,
¡chilla!
Si no, yo reviento

En la noche busca,
busca algún insecto,
que a mi no me gusta
decir que eres ciego.

En la noche vuela,
vuela hacia la luna,
que si sale el Sol
allí está tu cuna.

Hola silencio.

Hace tanto que no sé de ti...
Nos separamos tan bruscamente; como un trueno que cae a escasos metros de nuestras caras, como una gravedad caprichosa que se lleva el más frágil de los jarrones... No te reprocho nada, ya sabes cómo soy. Quizás la culpa fue mía, no te cuidé como debería, o simplemente nuestra rivalidad te hiriese en algún punto de nuestros juegos. Pero te amo tanto... Te he echado tanto de menos...

Y es cuando no te he tenido, cuando me he dado cuenta de todos nuestros momentos: Cuándo mirábamos como tontos la luna, pensando que con nuestras mentes podríamos hacerla más llena y brillante; cuándo posaba sobre ti cualquier sonido, y lo hacías curioso, inteligente, digno de estudiar; cuando tu voz servía de banda sonora a mis pensamientos más profundos y que nunca pude escribir por no saber inmortalizarte; cuando mi respiración viajaba por los abismos de tus entrañas cuando imaginábamos lo que jamás contaremos a nadie. Pero te amo tanto... Te he echado tanto de menos...

Me conoces bien, me atrevería decir que eres el único que lo hace, el único que  me escucha más allá de lo que digo, y es que quiero ser como tú.
Viviendo en las miradas fugitivas de sus dueños, en las revoluciones fallidas, entre los latidos de mi corazón y el suyo, en los asombros, en la noche, en mis noches, entre los fulgurantes jadeos de las almas rotas de sexo, en mis ganas de gritar, en mis ganas de llorar, en mis ganas de llorar, en mis ganas de gritar. Pero te amo tanto... Te he echado tanto de menos...

Sé que no tardarás en volver a irte, y de la misma forma que hiciste la última vez, como la gravedad que atrae a un rayo rompiendo un jarrón enfrente de nuestras caras. Pero cuando te vayas recuerda volver, aun que solo sea un momento, unos segundos, unos instantes, pues te necesito tanto como tú necesitas el sonido, como tú necesitas el ruido, como tú necesitas mis noches.